
- Si mi amor, al fin encontré el tamaño exacto, podrás volver a caminar – respondió éste con una gran sonrisa -. No pongas esa carita Cindy, también traje algo para ti - sonrió con un guiño el barbón.
Santa extrajo lo deseado: la pierna recién cercenada del último niño que había visitado para Timmy, y luego esparció el cadáver desmembrado y todavía caliente de otro niño de edad similar.
-¡Papá! ¡El puzzle que te pedí! - dijo Cindy boquiabierta.
Relato co-escrito con Mendiel